10 Mar Fístula dental Tratamiento Consecuencias.
Fístula Dental | ¿Qué es?
Definición de Fístula Dental
Una fístula es un canal anormal, formado entre dos órganos o entre un órgano y la superficie corporal. El canal es formado por causas patológicas, como lesiones, infecciones o enfermedades.
Cuando hablamos de una fístula de carácter dental, se refiere a la aparición de un canal que conecta algún tejido blando de la boca (encías, paladar blando, lengua, piso de la boca, labios, área periapical y región submandibular.) con superficies de la mucosa oral (superficie de las encías, superficie interna de los labios y de las mejillas, el paladar duro y blando, superficie de la lengua y el tejido bajo la lengua.), como el resultado de una infección desatendida, que se expandió desde los tejidos internos, hacia la salida exterior más próxima, para drenar el pus. Para entenderlo mejor, podríamos comparar la fístula dental con una especie de ‘túnel de escape’ que el organismo crea para liberar el pus originado por una infección dental profunda.
Diferencia entre fístula y absceso dental
El absceso y la fístula son producidos por una infección; sin embargo, el absceso es una infección localizada que supura pus en un tejido específico, mientras que la fístula es un canal entre dos estructuras del cuerpo, creado por el avance descontrolado de un absceso.
Los abscesos suelen asociarse a las fístulas, debido a que, en los casos donde estos no son adecuadamente atendidos, los abscesos pueden naturalmente convertirse en fístulas, en su intento de drenar el pus.
A menudo, el término «fístula» también se usa para describir la pequeña pústula o protuberancia que se forma en la superficie de las encías o en el interior de la boca como resultado de este proceso.
Características de la Fístula Dental
Signos y síntomas visibles y sensibles
Bulto o protuberancia
La fístula (dependiendo de la mucosa oral hacia donde está drenándose, ya sean las encías, labios, mejillas u otros) se presenta en forma de protuberancia, que resulta sensible al tacto.
Dolor
Produce un dolor intenso y constante, que se agrava al hacer presión o ejercer fuerza.
Sensación de mal sabor
Cuando la fístula presenta drenaje de pus, este produce mal sabor de boca, debido a la naturaleza putrefacta del pus, compuesto de células inmunitarias y bacterias muertas.
Sensibilidad a temperaturas extremas
En contacto con el frío o el calor extremo, la fístula produce dolor gracias a la sensibilidad dental de los tejidos afectados.
Fiebre y malestar general
La fístula, al tratarse de una infección, produce un aumento anormal de la temperatura corporal, llamado fiebre, para poder combatir al agente infeccioso. El malestar general que acompaña a la fiebre incluye dolor muscular, fatiga, dolor de cabeza, escalofríos, etc.
Inflamación
Durante una fístula, los tejidos afectados se ven inflamados, y esta inflamación puede expandirse hasta reflejarse en el rostro o mandíbula de la persona.
Tipos de Fístulas Dentales
Fístulas gingivales
Origen
Tienen su origen en las encías.
Características
Están asociadas con enfermedades periodontales avanzadas que no han recibido el tratamiento adecuado. Este tipo de fístulas indican la presencia de pus debajo de la línea de las encías. La protuberancia es bastante notoria debido a su localización.
Fístulas periapicales
Origen
Tienen su origen en la punta de la raíz de un diente.
Características
Están asociadas a infecciones en la pulpa dentaria, el tejido blando con vasos sanguíneos y nervios, que se encuentra dentro de cada diente y lo mantiene unido a la mandíbula. Las infecciones pulpares que se convierten en fístulas, se han extendido desde el extremo de la raíz hasta el ápice de esta.
Fístulas de otras regiones bucales
Huesos maxilares y mandíbula
Pueden originarse debido a una infección ósea del hueso maxilar o la mandíbula, tal como la osteomielitis, y pueden drenarse hacia la cavidad oral, como mejillas internas, encías o labios.
Glándulas Salivales
Se origina en glándulas salivales que se han obstruido y han terminado infectándose y perforándose, abriendo un canal de drenaje hacia la cavidad oral.
Senos paranasales
Tiene su origen en una infección del seno maxilar, que produce una fístula hasta la cavidad oral, conectando a ambas estructuras.
Enfermedades sistémicas
Son la variante menos común y pueden estar ocasionados por una enfermedad subyacente, como es el caso de la enfermedad de Crohn, una inflamación del tracto gastrointestinal que puede afectar cualquier zona del tracto, desde la boca hasta el ano, y entre sus síntomas o daños subyacentes se encuentran las fístulas dentales.
En estos casos, las fístulas pueden formarse en la boca debido a la inflamación crónica y a las úlceras que caracterizan la enfermedad de Crohn. Aunque no son comunes, estas fístulas pueden ser muy dolorosas y requieren un tratamiento específico.
Fístulas debido a traumatismos y cirugías
Después de una extracción de dientes, cirugías ortognáticas o intervención de las glándulas salivales, entre otro tipo de operaciones quirúrgicas, pueden producirse fístulas como el resultado de la acumulación de líquidos en el área operada.
Causas de la Fístula Dental
Infecciones dentales y gingivales
Las infecciones dentales son la causa más común de las fístulas, principalmente aquellas infecciones provocadas por caries avanzadas, cuando corroen el diente hasta penetrar en la pulpa.
Cuando esto sucede y no se toman las medidas necesarias para frenar y eliminar la infección, esta avanza y penetra en el tejido óseo, (ya sea mandibular o maxilar) hasta que finalmente forma un absceso, que posteriormente se convierte en una fístula que conecta el tejido pulpar y el tejido óseo mediante un canal.
Trauma dental
Los traumatismos o golpes directos en la mandíbula pueden causar daños en la pulpa del diente y exponerla, pueden lesionar el tejido gingival, causar necrosis o darle movilidad al diente. En todos estos casos, es posible que se produzca una infección de los tejidos blandos de la cavidad bucal, específicamente de la pulpa o de las encías. Consecuentemente, la infección vuelve al paciente propenso a sufrir una fístula, si no recibe el tratamiento adecuado.
Procedimientos dentales previos
Es la causa menos común de las fístulas. Pueden ocurrir con más frecuencia luego de endodoncias, cuando el tejido pulpar infectado no se extrajo completamente del conducto, por lo que se queda atrapado, expandiendo la infección hacia el tejido sano y causando posteriormente un absceso, que da paso a una fístula.
El segundo procedimiento más frecuente capaz de ocasionar una fístula es una extracción dental. Las extracciones dentales dejan expuesto al alvéolo dental, volviendo al tejido propenso a ser infectado por las bacterias del ambiente y de los alimentos.
Además, procedimientos dentales realizados de manera incorrecta o incompleta, como los implantes dentales o las coronas mal ajustadas, pueden conducir a infecciones y, en última instancia, a fístulas dentales.
Diagnóstico de la Fístula Dental
Examen físico y revisión de antecedentes médicos
En el examen físico, se revisan la boca, dientes y encías del paciente, en busca de signos que indiquen la presencia de infección, inflamación o daño. Para identificar correctamente la presencia de pus o dolor, el dentista aplica presión en las áreas de mayor riesgo de infección, como las encías. Posteriormente, se revisa el historial médico del paciente, en busca de factores determinantes para su evaluación y diagnóstico, como ciertas condiciones previas, que el dentista considere contribuidores al desarrollo de una fístula dental.
Imágenes de rayos X
A través de la radiografía se examinan los dientes, las raíces de los dientes y el hueso alveolar subyacente a cada uno. En presencia de una fístula, la imagen de rayos X evidencia la extensión y profundidad de esta. También puede revelar si la causa subyacente fue una caries dental, un traumatismo o directamente una infección.
Tratamiento para la Fístula Dental
Terapia con antibióticos
Cultivo de fluidos y biopsia
Cuando la herida se encuentra produciendo pus, se toma una muestra para realizar una biopsia, que indique el tipo de microorganismo patógeno causante; información importante para determinar el antibiótico más adecuado.
La biopsia también es útil, en casos de fístulas dentales, para descartar casos de neoplasia dental o enfermedades de origen no infeccioso, sin embargo, la biopsia no suele utilizarse con estos fines, ya que este nivel de gravedad en casos de fístulas dentales son muy poco frecuentes.
Tratamiento de conducto
Es un procedimiento dental para eliminar el tejido pulpar del diente cuando está infectado. La pulpa del diente o tejido pulpar es uno de los tejidos más vulnerables de la cavidad bucal, y se encuentra dentro de cada diente como “raíz”.
Durante una fístula dental, este tejido se infecta y rápidamente expande la infección hacia el tejido sano. Gracias a esto, el tratamiento de conducto es la primera opción para tratar fístulas que han afectado la raíz del diente. Durante el tratamiento de conducto se perfora el diente cuidadosamente, para extraer el tejido pulpar, limpiando y desinfectando el interior del diente, para después aplicar un sellado del mismo con materiales dentales como resinas o cemento dental.
Este tratamiento elimina la infección de la fístula de manera muy directa, y cesa la producción de pus, permitiendo así el inicio de la recuperación del paciente.
Extracción dental
Es el siguiente tratamiento viable cuando la endodoncia o tratamiento de conducto ha fallado en eliminar la infección.
La extracción es un tratamiento menos común porque implica la pérdida total del diente, a diferencia de la endodoncia que solo elimina el área afectada del diente, pero sin eliminarlo todo. La extracción dental elimina totalmente la fuente de infección, cesando la producción de pus, disminuyendo la inflamación y permitiendo que ésta inicie su recuperación.
Después de una extracción dental, se le ofrecen alternativas al paciente para el reemplazo de esa pieza dental, de modo que evite perder la funcionalidad y esteticidad de la sonrisa. Además, es fundamental abordar rápidamente cualquier problema dental, como caries o lesiones, antes de que se vuelvan graves. Ignorar el dolor dental u otros signos de problemas puede llevar a infecciones graves y fístulas dentales.
Cirugía para drenar la fístula
En los casos más avanzados, donde la infección es avanzada y los tratamientos no invasivos fueron inefectivos, la intervención quirúrgica puede ser necesaria, para realizar directamente el drenado total de la fístula y el absceso asociado a esta.
La intervención quirúrgica no es un tratamiento por sí mismo, sino una medida complementaria a otros tratamientos como la endodoncia.
Durante la intervención quirúrgica, se realiza una incisión en la zona inflamada donde se concentra el absceso y se drena el pus que este contiene, para detener la expansión de la infección. Posteriormente, se realiza un raspado y limpieza de la zona afectada, y se aplican medicamentos locales que favorezcan la cicatrización y prevengan la reincidencia de la infección.
Prevención de la Fístula Dental
Buena higiene oral
Mantener una buena higiene oral es fundamental para prevenir la aparición de fístulas dentales y otras enfermedades orales. Esto incluye:
Cepillado regular
Es importante el cepillado mínimo dos veces al día, con pastas fluoradas y cepillos de cerdas suaves, empleando una técnica de cepillado circular de cada diente, sin aplicar demasiada fuerza, para evitar dañar el esmalte dental.
Uso de hilo dental
Debe utilizarse como complemento del cepillado regular, para limpiar aquellos lugares inaccesibles para el cepillo, tal como los espacios interdentales.
Enjuague bucal
Finalizar la rutina de limpieza dental diaria con el uso de enjuague bucal es crucial para eliminar, casi por completo, todas las bacterias y microorganismos remanentes luego del cepillado y el uso del hilo.
Visitas regulares al dentista
Las fístulas son, en todos los casos, el resultado de un mal cuidado dental y de la falta de tratamiento cuando este es necesario. Las visitas regulares al dentista nos permiten tener un control del estado de nuestra salud bucal, así como saber cuando hay inflamación de las encías, hipersensibilidad, sangrado irregular o presencia de caries en nuestros dientes, y poder empezar a tomar el tratamiento adecuado, dirigido siempre por el profesional.
Frecuencia
La frecuencia adecuada para visitar el dentista es, mínimo, una vez cada seis meses. Siempre se recomienda ser paciente regular y asistir de manera mensual, en lugar de realizar visitas semestrales, ya que en seis meses pueden desarrollarse una amplia variedad de problemas y patologías dentales imperceptibles hasta que llegan a fases avanzadas.
Dieta saludable para los dientes
La alimentación juega un papel crucial en la salud dental. Una dieta equilibrada no solo beneficia tu salud general, sino que también puede ayudar a prevenir la formación de fístulas dentales al reducir el riesgo de caries y enfermedades de las encías.
Limitar azúcares y ácidos
Los alimentos y bebidas azucarados y ácidos promueven la formación de caries. Cuando limitamos y controlamos su consumo, disminuimos la probabilidad de desarrollar caries que puedan provocar infecciones y posteriormente fístulas dentales u otro tipo de patologías dentales.
Alimentos ricos en calcio y fósforo
El esmalte dental es la capa protectora de los dientes, y esta se va debilitando progresivamente con el paso de los años. Consumir alimentos ricos en calcio y fósforo desde temprana edad aumentan las probabilidades de desarrollar dientes fuertes y un esmalte resistente. Algunos ejemplos de comidas ricas en estos nutrientes son el queso, leche, yogur, nueces y carnes magras.
Frutas y verduras crujientes
Ayudan a limpiar los dientes naturalmente y a estimular la producción de saliva, la cual es la sustancia natural que producimos para mantener limpia a la cavidad bucal, a través de la neutralización de ácidos y la remoción de partículas de comida que puedan fermentarse.
Consecuencias de no tratar una Fístula Dental
Propagación de la infección
A tejidos cercanos
Cuando primero se forma una infección, luego un absceso y por último este escala a una fístula, la atención médica dental debe ser inmediata, ya que se corre un alto riesgo de que la infección se propague a los tejidos adyacentes. Dependiendo del lugar donde apareció la fístula, los tejidos cercanos afectados podrían ser las mejillas, el cuello o la mandíbula. Esta propagación ocasiona un empeoramiento de la inflamación y del dolor, e incluso puede provocar dificultad para respirar o tragar.
A los huesos
Dependiendo del lugar donde apareció la fístula, la infección puede propagarse hacia el tejido óseo que rodea al diente afectado, corroyéndolo y disminuyendo así el soporte óseo de la mandíbula, lo que puede provocar movilidad en otros dientes.
Formación de abscesos adicionales
La propagación de la infección puede iniciar otros abscesos en áreas adyacentes, ya sean orales o no.
Problemas más graves como la sepsis
La sepsis es la propagación de una infección no controlada hacia el torrente sanguíneo. Esta dispersión conduce a una respuesta inflamatoria generalizada en todo el organismo, provocando shock séptico, falla de diversos órganos e incluso la muerte.